jueves, 24 de enero de 2013

Reflexiones sobre los vehículos autónomos

A través de dos fuentes diferentes veía estos días dos artículos en referencia a la conducción autónoma que aprovecho para compartiros. 

En el primero de ellos, a través de los Microsiervos, se puede ver lo que ya es capaz de hacer un vehículo autónomo, en este caso mediante un video rodado en un circuito, con el Toyota Prius híbrido modificado que se ha dado en llamar Google Car. Además de las sensaciones en primera persona que aporta el video, lo más interesante es que ya es capaz de rodar por un circuito con más pericia que muchos conductores, y de ahí también las expresiones de sorpresa de la persona que se sienta en el puesto del conductor. Es decir, al igual que hablábamos de robots en otros ámbitos haciendo tareas mejor que las personas, los vehículos autónomos también conducirán mejor, de forma más segura y fluida, lo que podemos relacionar con el concepto ya aquí introducido de la singularidad tecnológica, ese punto en que la "inteligencia" de las máquinas superará a la humana, y teóricamente llevaría a un desarrollo exponencial de la ciencia y tecnología. 




Aquí tenéis el artículo entero para ampliar.

Y el segundo artículo, muy interesante también en Xataka, analiza las repercusiones éticas de estos vehículos autónomos, relacionándolo con las tres leyes de la robótica adelantadas por Asimov. La cuestión de fondo es que nosotros, como conductores, reaccionamos en el momento a lo que pueda acontecer en la conducción. Una máquina lo decide desde fuera, o mejor dicho, el programador que elige el algoritmo, o forma de comportarse ante imprevistos, lo decide de antemano. Lo que puede tener implicaciones para los ocupantes del vehículo, y el resto de usuarios de la vía. Personalmente yo creo que esos algoritmos que decidirán el comportamiento serán diseñados y legislados a nivel nacional o internacional, incluyendo velocidades y aceleraciones máximas y mínimas y puede que la posición vía GPS por "seguridad", y posteriormente las marcas tendrán que homologar los propios, si no se adapta directamente un modelo único. 

Otro punto ético importante es si una vez implantados los vehículos autónomos, se permitirá que compartan la vía con otros vehículos conducidos por personas, con índices de accidentes mayor que los vehículos autónomos. 

Aquí os dejo este artículo para que lo leáis y saquéis vuestras conclusiones.

¿Qué os parece? Puede ser un asunto algo prematuro aun, pero la conducción autónoma puede estar más cerca de lo que imaginamos.

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